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4 mayo, 2018
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13 septiembre, 2019

Los árboles: un sistema pensional para campesinos

Por estos días de elecciones, uno y otro candidato se refirieron  al sistema pensional colombiano, y entre las observaciones que le hicieron, en un aspecto coincidieron, el sistema falla por su baja cobertura; pocos colombianos gozan de o tienen como asegurar la pensión de jubilación que les garantizará una vejez sin dificultades económicas.

También por esos días, algunas propuestas de ampliación de cobertura se escucharon, pero todas se referían a personas sin conexión alguna con las labores del campo.

En TRÓPICO DIVERSO estamos trabajando una propuesta que pocos años atrás se hizo en un estudio para Corantioquia, el Jardín Botánico y el Área Metropolitana: un sistema para campesinos, no todos, pero sí una proporción sustantiva de ellos, los que además de la tierra de pancoger, cuentan con al menos siete hectáreas de tierra sin uso, o en rastrojos y montes. Esta categoría de campesinos es frecuente en áreas de colonización reciente o en tierras andinas por debajo y por encima del cinturón cafetero y retiradas de grandes centros urbanos o en áreas ganaderas de baja productividad.

El sistema propone se enriquezcan las tierras sin uso, con especies forestales apropiadas según la cobertura vegetal de los terrenos, y de modo que se consigan 500 hectáreas o más por núcleo o proyecto con el fin de garantizar economías de escala, sobre todo en las fases de la explotación, el transporte y el procesamiento de las maderas.

De acuerdo a las especies analizadas y definidas para cada proyecto, así serán sus tasas anuales de crecimiento volumétrico, los ciclos productivos, la calidad de las maderas, los precios, etc. De esta variabilidad en los parámetros técnicos deriva la variación del área total necesaria a plantar por cada familia campesina, de modo que a los 20 o 25 años, pueda disponer durante veinte años de una pensión anual equivalente al salario mínimo anual incluidas las prestaciones sociales. En la propuesta que se mencionó, el área necesaria para plantar por familia campesina, varía entre siete y quince hectáreas.

Para adelantar el programa se crearía un Certificado Forestal, CIF, por un monto equivalente al CIF empresarial que viene operando desde hace algunas décadas, de modo que con sus recursos se paguen los insumos y el trabajo de la familia campesina que haría las labores de enriquecimiento de sus rastrojos y montes, mediante la plantación de árboles en las áreas de su finca sin uso alguno.

Con los recursos CIF apropiados anualmente por el Gobierno Nacional, se crearía un Fondo que sería administrado por el Ministerio de Trabajo como entidad rectora de la política pensional nacional. En materia técnica el Ministerio de Agricultura seguirá manejando el CIF campesino con el apoyo de las Secretarías de Agricultura Departamentales. Entre ambas entidades se desarrollarán las normas para el seguimiento y control de los proyectos pensionales campesinos, especialmente en lo relacionado con la explotación de los bosques establecidos y específicamente, que la explotación se adelante en forma sistemática y anualizada (por cosechas anuales), garantizando así un ingreso  como el señalado atrás, y el cual serviría para el cubrimiento de las necesidades económicas de los campesinos pensionados.

Un sistema pensional campesino como el descrito, sí se desarrolla a escala nacional o regional trae beneficios sociales, económicos y ambientales de considerable magnitud; algunos serían:

Beneficios sociales.

  • Se garantizaría la jubilación de las parejas de campesinos ancianos.
  • Se acrecentarían los lazos de las familias campesinas con su terruño, contrarrestando la tendencia a emigrar a los centros urbanos.
  • Se generaría empleo adicional en las fincas campesinas.

Beneficios económicos.

  • Aumentaría el producto total obtenido en las tierras campesinas, y por ende la contribución al PIB.
  • Se daría uso a recursos ociosos de tierra.
  • Se accionaría la creación de eslabonamientos hacia adelante en la cadena productiva forestal, pues en los ciclos productivos de 20 y 25 años predominan las especies forestales de maderas finas o preciosas, demandadas en los mercados europeos, norteamericano, surcoreano y japonés, como maderas en bruto, y como productos semielaborados o terminados por diversas industrias de las maderas.

Beneficios ambientales.

  • Se compromete y garantiza el cuidado de las masas forestales supérstites por parte de los campesinos.
  • Al dotar los rastrojos y montes, de un número importante de especies eliminadas en el madereo espontáneo tradicional, se genera recuperación significativa de los ecosistemas forestales empobrecidos, pues las especies implantadas en el enriquecimiento contribuyen al regreso de fauna de invertebrados y vertebrados desaparecidos, y estos a su vez contribuyen al retorno de otras especies forestales no leñosas, arbustivas, de palmas y arbóreas.
  • Se reduce la erosión laminar y en general, se mejora la protección del suelo y de las aguas que fluyen por las áreas forestales.

Preparado por: Norberto Vélez Escobar